*Dentro del inmueble ubicado en la ciudad de Puebla, los forasteros en busca de nuevas experiencias podrán descubrir dos muestras temporales, una de ellas revela una técnica fotográfica artesanal
Jaime López
Puebla, Pue.- “¿Qué es lo que vemos cuando miramos una foto?”, es la frase que recibe a las personas que visitan la Fototeca de Puebla, trasladada a principios de 2017 al complejo museístico La Constancia.
La interrogante en cuestión da pie a que se active la imaginación de los turistas, a que estos realicen una reflexión sobre el poder de las imágenes capturadas en el tiempo.
Mientras las ideas se disparan en la mente de las y los espectadores, en las inmediaciones del recinto se encuentran fotografías que documentan los tiempos de mayor apogeo de la fábrica, entre los siglos XIX y XX.
Los tonos sepia de algunas imágenes lucen esplendorosos con los rayos del sol, porque acentúan la memoria visual de la Puebla obrera, esa que posteriormente fue migrando a otras latitudes de la ciudad o del país.
Multitudes de trabajadores llegando al unísono a su puesto de trabajo, familias enteras inmortalizadas en un revelado, infantes posando de manera seria frente a la cámara y hombres caminando sobre algunas de las estructuras de la fábrica, como si fueran una cuerda floja, son parte de la colección expuesta en los alrededores del inmueble.
Ubicada en la colonia Luz Obrera, en donde se entrecruzan el bulevar Hermanos Serdán y el camino a la junta auxiliar de San Jerónimo Caleras, la Fototeca parece un custodio de las maquetas que conforman el Paseo de los Gigantes.
Su estructura de tres pisos proporciona una enorme sombra a las esculturas que representan la parte de Puebla y la Ciudad de México: es una especie de moderno ángel silencioso.
Ya adentro del inmueble, los forasteros en busca de nuevas historias o experiencias podrán descubrir dos muestras temporales. Ambas son breves como los mejores momentos de la vida.
La primera retrata una técnica artesanal para embellecer fotografías, cuyo nombre en inglés es Hand tinted. Tiene que ver con agregar color de forma manual a las imágenes monocromáticas.
Ello ayuda a que las escenas congeladas en el tiempo parezcan pinturas o carteles para promocionar una película antigua.
De hecho, cintas nacionales filmadas a principios de 1900 recurrieron a ese tipo de obras para hacerse publicidad, pues no había avances o “tráileres” digitales o televisivos.
La segunda exposición temporal en la Fototeca de Puebla recopila el devenir de la fábrica La Constancia, desde su fundación hasta su declive, extinción y transformación.
La Angelópolis de antaño o añeja se mezcla con la Metrópolis moderna en una pequeña sala, la cual puede ser recorrida en cuestión de minutos.
Para las personas que son muy visuales, la Fototeca es una gran oportunidad para acercarse a la historia del estado poblano, para aprenderla y enamorarse de ella.
Así, después de recorrer la Fototeca, más de uno podrá responder la pregunta con la que te recibe: “¿Qué es lo que vemos cuando miramos una foto?”. Lo más seguro es que muchos mencionen: “orgullo e identidad”.